Huir de los locales típicos de tatuaje, pero que a su vez tenga su fuerza y rebeldía. Un espacio que perdure en la memoria del cliente, además de por su tatuaje.

Generar un espacio diferente y atípico donde el encofrado de hormigón se convierte en el verdadero protagonista.

Transformación de una casa de tres plantas en un negocio de tatuajes en la planta calle y en vivienda en las dos superiores. La planta inferior desarrollando un concepto que no pase desapercibido y sorprenda al cliente final; las dos superiores creando dos plantas diáfanas, tipo loft, donde los diferentes espacios se unen formando un conjunto.